MODUS OPERANDI
Equipo básico: Soy un hombre pegado a su Pentax Optio 50L.
Trípode: A pulso como un campeón.
Descripción detallada del proceso: La foto en sí misma fué sencilla, bastó la curiosidad que desperté entre los équidos -vete a saber por qué razones- y según se me acercaban al trote y se acomodaban para posar, desenfundé la Pentax y disparé tan pronto se me pusieron a tiro. La verdad es que estuve muy tentado de cambiar el conocido vértigo de los lugares fijos por uno nuevo más audaz; el de los vértigos móviles, es decir, que estuve a punto de subirme a lomos de una de esas bestias cuadrúpedas pero a última hora, el buen juicio, el menos común de todos los sentidos, las prisas que llevaba, alguna señal divina y sobre todo que el picadero estaba aún cerrado a esas horas de la mañana, me salvaron de una situación seguramente comprometida y arriesgada. Solo dos veces antes he montado en un caballo y debo decir que en la última ocasión la cosa no fue mal del todo, la tortura duró 45 minutos de paseos al trote la mayor parte de ellos por terreno más ó menos llano, hasta que en un momento dado tuvimos que cruzar un arroyo con sus correspondientes piedras resbaladizas donde uno no puede dejar de pensar que si se cae justo en ese momento no solo se va a partir la crisma sino que ademas se puede romper la cabeza, esos tranquilizadores pensamientos pasaban por mi cabeza cuando poco después nos acercamos peligrosamente a lo que a mí me pareció un desfiladero, decir que toda mi vida se me cruzó por delante de las narices en unos segundos es poco, tenía el corazón desbocado y estaba a punto de escapárseme por la boca, de pronto y antes de empezar a pensar que ibamos a morir despeñados, como si fuera un milagro el camino se ensanchó y la calma pareció regresar, lo peor estaba por llegar pues nos quedaba aún todo el camino de vuelta. Acabé con las nalgas de aquella manera de tanto y tan desacostumbrado saltito, los dolores persistieron dos dias más. Y la otra ocasión puede que no cuente, tenía 8 años y fue durante una visita al Parque de Atracciones de Madrid, mis padres me subieron a un pony con sombrero mexicano, es decir el sombrero mexicano lo llevaba yo no el pony naturalmente, me hicieron una foto en byn por supuesto y es una pena no conservarla porque de tenerla la hubiera puesto aquí.
Equipo básico: Soy un hombre pegado a su Pentax Optio 50L.
Trípode: A pulso como un campeón.
Descripción detallada del proceso: La foto en sí misma fué sencilla, bastó la curiosidad que desperté entre los équidos -vete a saber por qué razones- y según se me acercaban al trote y se acomodaban para posar, desenfundé la Pentax y disparé tan pronto se me pusieron a tiro. La verdad es que estuve muy tentado de cambiar el conocido vértigo de los lugares fijos por uno nuevo más audaz; el de los vértigos móviles, es decir, que estuve a punto de subirme a lomos de una de esas bestias cuadrúpedas pero a última hora, el buen juicio, el menos común de todos los sentidos, las prisas que llevaba, alguna señal divina y sobre todo que el picadero estaba aún cerrado a esas horas de la mañana, me salvaron de una situación seguramente comprometida y arriesgada. Solo dos veces antes he montado en un caballo y debo decir que en la última ocasión la cosa no fue mal del todo, la tortura duró 45 minutos de paseos al trote la mayor parte de ellos por terreno más ó menos llano, hasta que en un momento dado tuvimos que cruzar un arroyo con sus correspondientes piedras resbaladizas donde uno no puede dejar de pensar que si se cae justo en ese momento no solo se va a partir la crisma sino que ademas se puede romper la cabeza, esos tranquilizadores pensamientos pasaban por mi cabeza cuando poco después nos acercamos peligrosamente a lo que a mí me pareció un desfiladero, decir que toda mi vida se me cruzó por delante de las narices en unos segundos es poco, tenía el corazón desbocado y estaba a punto de escapárseme por la boca, de pronto y antes de empezar a pensar que ibamos a morir despeñados, como si fuera un milagro el camino se ensanchó y la calma pareció regresar, lo peor estaba por llegar pues nos quedaba aún todo el camino de vuelta. Acabé con las nalgas de aquella manera de tanto y tan desacostumbrado saltito, los dolores persistieron dos dias más. Y la otra ocasión puede que no cuente, tenía 8 años y fue durante una visita al Parque de Atracciones de Madrid, mis padres me subieron a un pony con sombrero mexicano, es decir el sombrero mexicano lo llevaba yo no el pony naturalmente, me hicieron una foto en byn por supuesto y es una pena no conservarla porque de tenerla la hubiera puesto aquí.
Hermosísima, me encanta la luz de esta imagen, es un amanecer?? O un atardecer?... me encantan los colores tan vivos… felicidades.
ResponderEliminarPosaron para ti e hiciste una composición magnífica. Felicidades.
ResponderEliminarEl modus operandi de hoy auténticamente descriptivo de una situación "peligrosa". Yo solo he montado en un caballo una vez y duré 100 metros. No es para mi, prefiero los caballos del coche o mis piernas para desplazarme.
Ahh Ripley…¡Ahora sí que te has lucido!
ResponderEliminarAl abrir la página quedé maravillada (esta vez no bromeo). Para mí, es la más bonita de todas las que has puesto (y aquella de la iglesia). Es muy buena fotografía, me encanta esa luz, y los caballos (cada uno diferente). (Las técnicas “técnicas” se las dejo a los que saben jajaja)
¡Excelente!
Respecto al proceso (hoy lo invertí, porque la foto me impactó) yo te diría que es hora de empieces a recapacitar con ese espíritu Tarzan; ojito, que no queremos pederte. No te imagino en un poni, y menos con sombrero mexicano! Ummm.
Besos, nos vemos para el fin de semana.
Bonita imagen, si señor la verdad es que los caballos son maravillosos, pero les has pillado en una buena pose, te felicito.
ResponderEliminarHacia dias que no pasaba por aquí y con todo lo que he visto, me lo he pasado muy bien!!
ResponderEliminarÉs muy interesante y divertida la descripción detallada del proceso, porque aparte de detallar la imagen, nos expresas tus sensaciones, recuerdos, anécdotas...y todo esto ayuda a saborear más la imagen e impregnarte de ella.
És como si te tuviera al lado explicándome!! Me gusta mucho!!
Un abrazo.
Las fotos de caballos me encantan, la luz es fabulosa, creo q amanecer pq dices q era tempranito no???
ResponderEliminarMuy buena
hola como estaS? !
ResponderEliminarque buena foto , que linda imagen !!
que tranquilos se los ve !!
me gusto mucho
un gran abrazo !!!
A mí no me engañas ¿con que los sobornaste para que vinieran todos a tu vera? jajaja muy buen disparo Ripley para haber disparado rápido la has encuadrado de fábula.
ResponderEliminarUn abrazo
Aparte de un traje de Armani, no hay nada más elegante que el caballo y yo creo que la tentación de subirse a lomos de uno tiene tanto que ver con la necesidad de emociones diferentes como con el deseo de sentirse al menos por un tiempo un verdadero caballero.
ResponderEliminarEl procesado de la foto también debió tener su historia porque para sacar detalle de este semi-contraluz habrás tenido, supongo, que hacer una monta fina, fina.
Buenissimo contraluz, que refleos mas exactos, fabuosa foto, dan ganas de tocarlos.
ResponderEliminarLa luz esta perfecta, le da profundida a la foto. Bonita foto. Saludos desde El Salvador.
ResponderEliminarhermoso animal. aunque también he montado poco, me encanta. abrazos.
ResponderEliminarHe llegado a tu blog a través de un comentario que has dejado en otro. Casualidades de la vida. Me han gustado muchísimo esas descripciones que haces de tu trabajo. Te felicito por ello.
ResponderEliminarSin duda volveré para seguir lo que vas publicando.
Un abrazo
Gracias a todos por pasaros y comentar, bueno la foto está hecha a primera hora de la mañana, aún no habian dado las 8 por eso tiene la luz que tiene, eso ayudó mucho.
ResponderEliminarEsta foto sí que me gusta, la nitidez es fantástica, la luz muy cálida, como bien dices, la luz de primera hora de la mañana es de las mejores.
ResponderEliminarUna foto muy completa en sí, te felicito, Rip!