San Isidro

Me dejo de experimentos y vuelvo al clásico clasicismo de las clásicas fotos del Madrid clásico ó bueno del dia de su patrón, San Isidro labrador. La foto ya estuvo en el blog aunque en pequeñito y no se podían apreciar todos los detalles. Por supuesto, y por comodidad fuimos de aquellos incautos imprudentes que llegamos hasta donde se podía llegar en coche...mal asunto porque lo malo no es llegar sino qué hacer con el coche una vez que has llegado...pues dar vueltas y más vueltas hasta que te cambia la suerte y encuentras un hueco en el que malamente cabe un carrito de bebé, pero tú te empeñas, haces como don Quijote que ves lo que te parece mejor y ante tí el sitio aparece como suficiente; ahí lo meto yo te dices alimentando tu ego de conductor veterano. Autoconvencido ya, te situas y empiezas la maniobra atras-adelante-atras-adelante. El coche tiene dirección asistida por supuesto pero la estrechez del espacio y el sol de mayo te hacen sudar la gota gorda, al final consigues encajonarlo y entonces digo mi frase favorita para estos casos "si es que no se pué aparcar mejor" y hale a llegarnos hasta la pradera a disfrutar del dia. Cuándo ya hemos "llegao", la naturaleza que además de sabia es caprichosa te viene a buscar con unas ganas irresistibles de hacer aquello y entonces hay que desandar lo andado buscando a toda prisa un bar de barrio donde descargar la vejiga. Cuando la descargas y antes de irte la vuelves a cargar con un refresco porque algo hay que consumir, claro. Luego paseo, mirar los puestos, ir a la feria y comida en la pradera. Total que se lo pasa uno muy bien. Hasta que tiene que desencajonar el coche y tratar de salir de la marabunta de gentes, que es como si todo Madrid se hubiese citado en el mismo lugar y a la misma hora. Y todos los años igual, oye.