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martes, 27 de marzo de 2012

Las casualidades existen


No es por quitarme méritos, Dios me libre de tan mal pensamiento pero lo que yo de verdad quería fotografiar era a una garbosa morena que venía hacia mí maleta en mano y con paso muy firme, cuando de pronto aparecieron en escena la pelirroja y el autobús proporcionándome una foto completamente diferente a la que se había formado en mi cerebro, no obstante y como soy más cabezón que una roca granítica seguí a la morena y le hice tres fotos. Me hipnotizaron su caminar, sus piernas bien torneadas, los zapatos de tacón y aquella parte donde la espalda pierde su nombre y que un caballero español como yo no puede mencionar. Pero sí mirar, hasta ahí podíamos llegar.

6 comentarios:

  1. Hola Ripley, una morena y una rubia... y un autobús, jajajaja.
    Deberías haberla preguntado si necesitaba que la llevaras la maleta, jajajaja.

    Un abrazo

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  2. Y por casualidad te salio una foto interesante y una historia traviesa para compartir.
    saludos,

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  3. Te salió una buena foto, esos momentos que a veces no captamos aunque queramos.

    ¡Ah! Viendo ahora mi foto en la pantalla adecuada la nota perfectamente de color, cielo incluido. Así que, como siempre, cuestión de monitores y su calibración.

    Un abrazo.

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  4. ¿Y qué has hecho con las fotos de la morena?, ¿eh?, espero que no te hayas quedado hipnotizado viendo el resultado de tus imágenes, ja, ja, ja. ¡Buena historia amigo!

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  5. Pues ala a esperar por las fotos de la morena ...a no ser que no las quieras compartir...¡pedazo de pícaro! pues ésta sin morena y todo te ha quedado fenomenal.
    abrazotedecisivo...me recortaré el flequillo aunque ahí lo tenía despeinado por la brisa...y referente al poeta estoy acostumbrada a que me ponga en aprietos en las rocas...como le gustan jajajja.
    Muacks y a cuidarte eh!

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  6. Creo, estimado Ripley, que estás tardando demasiado en habilitar un rinconcito de tu casa a modo de estudio, plantar el trípode delante de una sábana o similar y empezar a fotografiar hasta la saciedad a toda aquella mujer que acceda a éllo previa petición.
    Yo no me lo pensaría más.

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