No se cuanto mide de alto un parquímetro pero debe ser más o menos como yo, que ando por el metro ochenta y dos lo que me sirve para mantener un "face to face" con la dichosa máquina. Siempre paciente, fría, calculadora y maleducada porque a la señora se le cayeron unas monedas al suelo y el engendro no fué capaz de agacharse a por ellas, no por celo laboral sino más bien por aquello tan trasnochado de la buena educación.
Claro que cuando una máquina sea capaz de hacer esto ¿en que nos habremos convertido los humanos? Quizá para entonces hallamos conseguido una sociedad avanzada, perfecta y libre porque en la tribuna de oradores del Congreso tengamos a un montón de chatarra parlante. Digo avanzada porque las máquinas ni toman café ni necesitan cenas de negocios ni viajar en primera clase para dar mítines o ir de cumbre en cumbre, ni coche oficial, ni chófer, ni secretaria, ni asesores, ni tarjetas de crédito a cuenta de todos los ciudadanos...
Rehola Ripley, caramba con la maquinita, que poca educación que tiene jajajaja.
ResponderEliminarNo se si lo veran nuestros ojos.
Un abrazo
Me gusta tu foto, la maquina no es una mas de las que están al servicio de los recaudadores del sudor de los ciudadanos y por encima ni sonríe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo peor de todo es que vamos a pasos agigantados a convertirnos en máquinas...
ResponderEliminarBESOS TESORO!
Una maquina que además de mal educada siempre esta dispuesta a recibir, no se cansa nunca de que le vayan introduciendo monedas. Espero que si algún día llegan a desplazarnos las maquinas perfiero ya no verlo, aunque poco falta ya para ello. Un gran abrazo para ti amigo Adolfo
ResponderEliminarSería interesante siempre y cuando nos dedicáramos a la vida contemplativa, a la creación artística o a la gastronomía de alto nivel ...
ResponderEliminarpero me temo que seríamos aún más esclavos ¿no crees?
Abrazo
Una tragaperras pero sin premio :)
ResponderEliminarUy!!! el bico :)))
ResponderEliminarMUAAAAAAAAAAAAAAAAKA!!!
Jeje, me encanta esta foto y la historia que cuentas. Me estoy imaginando a la maquinita como un ente con vida propia. A partir de ahora, cuando tenga que sacar el ticket tiraré unas monedas al suelo...a ver si hay suerte :-)
ResponderEliminar¡Menudos malos ratos que nos dan a veces la dichosas maquinitas como esta que nos muestras amigo!. Muy buena historia. Un saludo.
ResponderEliminarDemasiado altos y espigados esos aparatos. Por aquí son bajitos y más gruesos. Y creo que más baratos de alimentar...
ResponderEliminarUn abrazo.
Que las maquinas aprendan todo lo que les de la gana menos abrirse un blog, que se queden ellas con las redes sociales si quieren y nos dejen el placer del ratillo de lectura y sonrisas y fotos y comentarios.
ResponderEliminarUf, con la poli al fondo esta escena tiene un plus como de libertad vigilada, que es a veces la sensación que nos dan las máquinas, los ordenadores y las ordenanzas en general. Un momento muy "Ripley".
ResponderEliminarUn abrazo.