Pause

A ver como lo explico. Ripley tiene problemillas en los pieses y anda muy malamente, como una mezcla entre pingüino patoso y fraga iribarne. Hasta ahí la parte mala, la buena no existe. Los médicos raramente operan lo que tengo, no vale cualquier cirujano sino uno muy especialista, es más, directamente te dicen que la operación no suele salir bien, que luego hay que hacer rehabilitación y lo que se dice garantias de quedar niquelado pues no te dan, mientras tanto te hacen infiltraciones ó prueban con plantillas y en eso estoy.

Aye fuí a una ortopedia y me encontré como era de preveer a una ortopedista detrás del mostrador. Bajita, vamos lo que viene siendo achatada por los polos. Me sonrió -nada extraordinario si tenemos en cuenta el negocio que estaba a punto de hacer-, luego pasamos a un lugar más íntimo, con camilla y todo, me invitó primero a descalzarme y después a tumbarme. Obedecí claro, que yo para estas cosas de quitarme ropa de encima soy muy bien mandado. ¡Qué desastre de pies tiene usted!, dijo, no es que sean feos que no lo son, -ésto lo digo yo-, es que son pequeños y cavos y es usted tan alto...¡exacto! chica lista dije para mis adentros. A continuación me los tocó mientras me explicaba mi manera de pisar y yo le contaba a ella lo mismo...¡por fin, una mujer con la que estoy de acuerdo en algo! luego hablamos del morton y para terminar sacó dos moldes, uno para cada plantilla.

Cuando volvimos a la realidad del mostrador se perdió toda la magia al escuchar, "ahora una señal y el resto cuando las recoja". Esto, sí claro ¿van bien 20 euros? es todo lo que atiné a contestar. Ya no estábamos solos, dos viejas con bastón esperaban turno sentadas en sendas sillas, hablando de comer higaditos. Salí de allí escopetado, con la arcada en la boca y casi en estado de shock, que si algo hay que me de asco es precisamente eso. Un trauma infantil como cualquier otro.